El sonido más débil perceptible por un oído sano es de 0 dB. Los seres humanos
oimos desde 20Hz hasta 20000 Hz. Un adulto normal oiría hasta los 8000Hz, dejamos de
oir las frecuencias altas porque éstas se recogen en la base del caracol o cóclea siendo aquí dondo la
erosión de las células receptoras es mayor.
Otros animales presentan rangos distintos de audición:
El perro oye entre los 50 Hz y los 45.000 Hz;
el gato, entre 50 Hz y 85.000 Hz;
los murciélagos pueden llegar a 120.000 Hz
y los delfines hasta 200.000 Hz.
El elefante es uno de los pocos animales que puede detectar infrasonidos de hasta 5 Hz.
Las dos siguientes tablas muestran diferentes niveles de ruido para diferentes sonidos o situaciones que se pueden dar a lo largo de un día normal y que pueden afectar a la salud de las personas que los sienten.
Umbral de dolor | 140 dB |
Avión sobre la ciudad | 130 dB |
Umbral de sensación desagradable Taladradoras | 120 dB |
Motocicletas sin silenciador | 115 dB |
Concierto de Rock Interior discotecas Sirena de bomberos | 110 dB |
Claxon autobús | 100 dB |
Máquina remachadora Camión | 95 dB |
Despertador Claxon automóvil | 90 dB |
Tráfico rodado | 85 dB |
Interior fábrica | 80 dB |
Ambiente oficina Máquina de afeitar | 70 dB |
Conversación normal | 55-65 dB |
Zonas residenciales | 40 dB |
Susurro | 30 dB |
Rumor de hojas de árboles | 15 dB |
Pájaros trinando | 10 dB |
Umbral de la audición | 0 dB |
Los efectos del ruido sobre el hombre no están definidos con precisión y siguen planteando dudas. Pero en general, se tratan ya de varias lineas en las que el ruido puede ser el principal causante de ciertos problemas a corto y a largo plazo.
Los efectos del ruido sobre la audición pueden dividirse en varias categorías:
El trauma acústico (daño orgánico inmediato del oído por excesiva energía sonora) se restringe a los efectos de una exposición única o relativamente pocas exposiciones a niveles muy altos de presión sonora. El ruido extremadamente intenso que llega a las estructuras del oído interno puede sobrepasar los límites fisiológicos de éstas, produciendo la rotura completa (desgarro del tímpano) y alteración del órgano de Corti. Suele darse en general en explosiones
Tiene como resultado una elevación de los niveles auditivos (una pérdida de la sensibilidad auditiva) después de la exposición al ruido. La pérdida de audición en este tipo de desplazamiento es reversible.
La pérdida de audición no es reversible en este caso; permanece durante toda la vida de la persona afectada. Entre 2 ó 3 horas de exposición diaria a un ruido de 90 dB puede causar una pérdida permanente.
La figura mostrada debajo indica los niveles de pérdida auditiva que se pueden llegar a producir en el oído
debidos a la exposición a un ruido de nivel de 99 dB durante diferentes periodos temporales.
Si nos pusieramos en el caso peor, una exposición durante 52 años podrímos experimentar una
pérdida acústica muy notable. Aquí tienes cuatro enlaces que te muestran una parte de
dos sinfonías y como la exposición al ruido nos reduce nuestros niveles de audición:
Escucha a Bach | Escucha a Bach con sordera por ruido durante 52 años |
Escucha a Shubert | Escucha a Shubert con sordera por ruido durante 52 años |
El ruido también actúa negativamente sobre otras partes
del organismo, donde se ha comprobado que bastan 50 a 60 dB para
que existan enfermedades asociadas al estímulo sonoro. En
presencia de ruido, el organismo adopta una postura defensiva y
hace uso de sus mecanismos de protección. Entre los 95 y
105 dB se producen las siguientes afecciones:
Los efectos se caracterizan por electroencefalogramas irregulares, trastornos de la consciencia, llegando a la pérdida del conocimiento (en pacientes epilépticos), aumento de la tensión y disminución de la capacidad motril e intelectual.
Produce alteraciones del ritmo cardíaco. Estudios muestran que trabajadores de las industrias del acero y fundición presentan una gran incidencia de alteraciones del ritmo cardíaco. Todos los posibles efectos producidos en relación con el corazón suelen ser transitorios y desaparecen cuando cesa la exposición al ruido.
Otros efectos son el aumento del ritmo respiratorio, alteraciones en el aparato digestivo (mayor acidez e incidencia de úlceras duodenales).
Entre estos citamos el sueño, la memoria, la atención y el procesamiento de la información .
I. EFECTOS SOBRE EL SUEÑO.El ruido puede provocar dificultades para conciliar el sueño y también despertar a quienes están ya dormidos. El sueño es la actividad que ocupa un tercio de nuestras vidas y éste nos permite entre otras cosas descansar, ordenar y proyectar nuestro consciente. Se ha comprobado que sonidos del orden de los 60 dBA reducen la profundidad del sueño.
II. EFECTOS SOBRE LA CONDUCTA.La aparición súbita de un ruido puede producir alteraciones en la conducta que, al menos momentáneamente, puede hacerse más abúlica, o más agresiva, o mostrar el sujeto un mayor grado de desinterés o irritabilidad.
III. EFECTOS EN LA MEMORIA.En tareas donde se utiliza la memoria, se observa un mejor rendimiento en los sujetos que no han estado sometidos al ruido. Ya que con este ruido crece el nivel de activación del sujeto y esto, que en principio puede ser ventajoso, en relación con el rendimiento en cierto tipo de tareas, resulta que lo que produce es una sobreactivación que conlleva un descenso en el rendimiento.
IV. EFECTOS EN LA ATENCIÓN.El ruido repercute sobre la atención, focalizándola hacia los aspectos más importantes de la tarea, en detrimento de aquellos otros aspectos considerados de menor relevancia.
V. EFECTOS EN EL EMBARAZO.Se ha observado que las madres embarazadas que han estado desde el principio en una zona muy ruidosa, tienen niños que no sufren alteraciones, pero si se han instalado en estos lugares después de los 5 meses de gestación (el oído se hace funcional), después del parto los niños no soportan el ruido, lloran cada vez que lo sienten, y al nacer su tamaño es inferior al normal.
VI. EFECTOS SOBRE LOS NIÑOS.El ruido es un factor de riesgo para la salud de los niños y repercute negativamente en su aprendizaje. Educados en un ambiente ruidoso se convierten en menos atentos a las señales acústicas, y sufren perturbaciones en su capacidad de escuchar y un retraso en el aprendizaje de la lectura. Dificulta la comunicación verbal, favoreciendo el aislamiento, la poca sociabilidad y además aumenta el riesgo de sufrir estrés.