Ecografías. Introducción histórica.

 

Del fondo del mar, a las profundidades del cuerpo humano

Ian Donald

Tras el hundimiento del Titanic en 1912, se empezó a aplicar la técnica a los sistemas de detección bajo el agua, método que también sirvió durante la Primera Guerra Mundial para detectar submarinos. Paralelamente, en Estados Unidos, el médico francés Paul Langévin y el ruso Constantin Chilowsky diseñaron un dispositivo de ultrasonidos de alta potencia que sentó las bases para lo que más adelante sería el ecocardiograma.

El primer médico que aplicó el ultrasonido como método diagnóstico fue el neurólogo y psiquiatra austriaco Karl Dussik, quien el año 1940 utilizó para localizar tumores en los ventrículos cerebrales. Su método consistía en medir la transmisión de la onda a través de la cabeza, empleando un trandusctor en cada lado del cráneo.

En tanto, tras trabajar para la Royal Air Force (RAF) en el departamento de radares y sonares durante la II Guerra Mundial, en 1955 el médico escocés Ian Donald (fotografia sobre estas líneas) también empezó a interesarse por el desarrollo de los ultrasonidos, demostrando la utilidad de la nueva técnica al identificar una masa ovárica en una paciente diagnosticada erróneamente de cáncer inoperable.

Posteriormente, al identificar una similitud entre el feto inmerso en el líquido amniótico y un submarino, Donald aplicó un sistema derivado del sónar utilizado durante el conflicto bélico para analizar el desarrollo del futuro bebé. Así, junto a su equipo de la universidad de Glasgow, en 1958 desarrolló el primer aparato de contacto directo con el paciente, el ecógrafo.