2.- HISTORIA Y EVOLUCIÓN
La música y el sonido han sido usados desde los
primeros tiempos como vías para sanar el cuerpo y transformar estados
mentales y emocionales. Un clásico ejemplo de esto es Pitágoras,
el matemático griego, que usaba la música para calmar y sanar
a personas que sufrían crisis emocionales. Los himnos nacionales
contribuyen a generar sentimientos de patriotismo. Los cantos de culturas
antiguas ayudan a la meditación y a la reflexión.
Las canciones de cuna han ayudado a dormir a los niños
a través de los tiempos. La tecnología moderna nos ha dado
sonidos y frecuencias específicas que, por ejemplo, ayudan en el
tratamiento de las drogadicciones, activando la producción de ciertas
sustancias químicas en el cerebro. Tanto si este uso ha sido consciente
como inconsciente, antiguo o moderno, la música y el sonido han
tenido y continúan teniendo una gran influencia en nuestro bienestar
físico y emocional, como si pudieran tocar las emociones directa
y profundamente, activando las propiedades resonantes del cuerpo humano.
Una de las primeras referencias escritas que existe en
Occidente sobre el uso de la música como terapia pertenece a un
antiguo texto hebreo. En el Talmud
se mencionan aparatos que producían gotas de agua que caían
de forma continuada en un cuenco de metal, creando de esta forma un continuo
murmullo monótono que ayudaba a las personas a dormir y a restablecerse.
Posteriormente, la música se ha utilizado como un importante foco
sanador o espiritual en las civilizaciones del este, pero siempreformando
parte de hechizos o uniones con el cosmos.
En las culturas antiguas de China, India, Egipto y Grecia
la música y el sonido se usaban directamente para la curación
o como parte de rituales religiosos para invocar a los dioses o a las divinidades.
En el mundo occidental, con la caída del Imperio Romano el uso de
la música para curar fue decayendo en pos de un uso lúdico.
Mientras en occidente el uso de la música como
medio curativo o terapéutico iba desapareciendo, en las culturas
indígenas de todo el mundo se continuaba utilizando. Su uso se extendía
desde las Islas de San Blas en Panamá, hasta la India, África,
Perú, México, el Caribe o América del Norte, manteniendo
sus diferentes prácticas curativas a lo largo de los tiempos hasta
la actualidad.
Durante los siglos XVIII y XIX se produjeron en occidente
intentos individuales para establecer el uso curativo de la música.
Sin embargo, no existió una conciencia global ni ningún movimiento
en esta dirección hasta los años 70. Por ejemplo, Pío
X, nombrado Papa en 1903, fomentó el uso del canto
Gregoriano en la liturgia. La músicoterapia moderna adoptó
en sus orígenes la música clásica occidental. Se descubrió
que mucha de esta música, aún sin ser creada con propósitos
terapéuticos, ayudaba a crear un mejor equilibrio hemisférico,
calmando el sistema nervioso, promoviendo la estabilidad emocional, facilitando
el aprendizaje y mejorando la orientación espacial. La música
romántica también fue utilizada en terapias de visualización
creativa para conectar con momentos pasados, debido a que escucharla ayuda
e evocar emociones.
Hacia 1970, con la popularidad que alcanzaron diversas
técnicas occidentales de meditación como la Mediación
Trascendental (MT), el interés por las antiguas músicas sanadoras
empezó a crecer. En los años 90 el interés por las
prácticas del sonido puro sanador también se incrementó.
Hoy en día es posible encontrar grabaciones, participar en cursos
y escuchar conciertos interpretados por cuencos
tibetanos, antiguos instrumentos sanadores como el didgeridoo
de los aborígenes australianos, canto armónico
y los diapasones. La capacidad sanadora de la música y el sonido
ha sido redescubierta.