Todo sonido se crea mediante la vibración. La vibración se produce cuándo algo se mueve alternativamente en direcciones opuestas. Todo sistema vibratorio, tanto si es el cuerpo humano, como un instrumento musical, o un edificio, tiene una o más frecuencias de resonancia. Una frecuencia de resonancia es la frecuencia dónde el sistema vibra con el mínimo de energía aplicada. Esta energía aplicada es la cantidad necesaria de una frecuencia específica para causar que el sistema vibre. Cada cuerda de un violín, por ejemplo, tiene su propia frecuencia de resonancia. Esto significa que si un violín está en una habitación y suena un sonido que no corresponde a la frecuencia de resonancia de una de las cuerdas, las cuerdas no vibrarán, o vibrarán muy poco en relación al nivel de energía del sonido. Cuándo decimos: "nivel de energía del sonido", nos referimos al nivel de presión del sonido. Esto es lo que normalmente experimentamos como volumen. Si suena un sonido que corresponde a la frecuencia de resonancia de la cuerda, la cuerda empezará a vibrar. Este fenómeno se conoce como "la resonancia simpática". Todas las terapias de sonido son efectivas por este fenómeno. Lo que cambia en los diferentes sistemas y terapeutas son las frecuencias y tipos de sonido que usan.

Los sonidos usados en Terapia de Sonido empiezan abajo con las frecuencias extremadamente bajas, suben por la gama del oído humano, y acaban arriba en los sonidos ultrasónicos. Lo siguiente son algunos ejemplos de las posibles aplicaciones de estas frecuencias:

    Las frecuencias extremadamente bajas se usan para activar directamente el cerebro para ayudar con los síntomas de la drogadicción. Los sonidos dentro de la gama del oído humano normalmente se producen con instrumentos musicales, incluyendo la voz, y se usan para producir cambios a nivel físico, emocional, espiritual y fisiológico. Las frecuencias de la gama ultrasónica se usan para dispersar cálculos renales.

    El sonido puede enfocarse a cualquier sistema, desde la energía sutil del campo aúrico, hasta las conexiones en el nivel subatómico y más.