La compatibilidad electromagnética, ya sea conducida o radiada, puede afectar en forma directa o indirecta la seguridad eléctrico-electrónica de los equipos médicos. En el primer caso, la acción de los campos electromagnéticos se reflejan en forma inmediata sobre los equipos electromédicos de recuperación o sobre implantes médicos activos, haciendo peligrar la vida humana.
Tal es el caso de marcapasos (estos equipos son sometidos a pruebas de inmunidad electromagnética radiada a campos que oscilan los 200 V/m en el rango de VLF a UHF), equipos para el suministro automático de insulina, y aparatos de monitoreo de actividad cardiaca empleados durante las intervenciones quirúrgicas.
La influencia indirecta, en cambio, comprende la acción frente a campos electromagnéticos conducidos o radiados que tiene lugar sobre aquellos equipos que no colocan en peligro inmediato al paciente, sino que generan una información incorrecta que se traduce en falsos diagnósticos. Se trata, por ejemplo, de las interferencias que afectan a los equipos de monitoreo empleados por los cirujanos para chequear los signos vitales del paciente en el quirófano. En ese caso, la interferencia puede provenir de distintas fuentes; entre ellas, la línea de alimentación, las ondas de un servicio de comunicación interna (walkie-tokie, antena), la incompatibilidad electromagnética ocasionada por la coexistencia de equipos digitales y analógicos.
Precauciones básicas:
Algunas consecuencias indeseables del fenómeno de la compatibilidad electromagnética en equipos médicos pueden ser evitadas si se ponen en práctica ciertas medidas, entre las cuales, se encuentran las siguientes:
Al construir un quirófano, se debe asegurar que el campo electromagnético radiado incidente, en el rango de frecuencias de 10 Khz a 1000 Khz, no supere el valor de 1 V/m.
Verificar que los equipos instalados dentro del quirófano tengan una inmunidad electromagnética radiada superior a los 10 V/m. Este requisito debe estar incluido en todo pliego de licitación que se confeccione con el objeto de instalar nuevos equipos.
Filtrar la alimentación de red, en el tramo que corresponde a su ingreso al quirófano, con el fin de evitar la entrada de pulsos tales como los descritos en las normas IEC.
Cuidar que la toma de tierra sea independiente del resto de servicios eléctricos y electrónicos existentes en el centro médico. Existen normas específicas para su construcción que sitúan el valor de impedancia de tierra a nivel del quirófano en un punto menor a los 4 ohms.
Exigir al fabricante la presentación de certificados de medición de las características electromagnéticas de los equipos.
Colocar carteles o sistemas de señalización que advierten sobre la existencia de campos electromagnéticos potencialmente peligrosos.