El estudio de la protección frente a radiaciones implica la estimación de la energía absorbida y su distribución en el interior del cuerpo. Un parámetro ampliamente adoptado es el SAR (Specific Absorption Rate), definido como la derivada respecto al tiempo de la energía absorbida o disipada en una masa incremental contenida en un elemento de volumen de una densidad dada; se expresa en W/Kg.
Cálculos numéricos basados en el acoplamiento entre un radioteléfono y una cabeza ficticia, durante el funcionamiento normal, indican que una potencia radiada de 1W produce un SAR máximo de 2.1 W/Kg a 900 MHz y 3 W/Kg a 1.8 GHz promediado sobre un tejido de 10 g. De masa (Dimbylow and Mann, 1994; ICNIRP, 1996).
Un componente esencial de un radioteléfono es la batería. El modo de funcionamiento pulsado produce pulsos de corriente en el radioteléfono y en las baterías, dando lugar a un campo magnético de baja frecuencia. Medidas realizadas (Linde and Mild, 1995 y Andersen et al, 1995) en varios modelos de teléfonos GSM obtienen una densidad de flujo magnético de 1.8 *10e-6T.
Los radioteléfonos analógicos, al no transmitir en modo pulsado, no crean campos magnéticos pulsados.
La absorción de energía de Radiofrecuencia tiene lugar a niveles moleculares, celulares, de tejidos y del cuerpo entero. El factor dominante en la absorción de ésta está relacionado con las propiedades dieléctricas del agua en ebullición, que es lo que ocasiona la transducción de la energía electromagnética en calor.
La cantidad de calor transferido al sistema biológico es importante a la hora de distinguir los casos en que el sistema biológico puede sufrir cambio de temperatura, de aquellos casos en que esta energía es tan pequeña o está tan dispersa, que no causa cambio apreciable de ésta.
Otro aspecto a considerar es la exposición a las radiaciones de partes del cuerpo del paciente que no van a ser tratadas, del operador del instrumento o del conductor de la ambulancia, a unas radiaciones que proceden de las reflexiones y dispersión de las ondas desde la superficie de los tejidos. El efecto biológico de exposiciones a señales de bajos niveles durante tiempos relativamente largos no está bien estudiado.